GP de Arabia Saudita: ‘La carrera no fue apta para corazones frágiles’

En obediencia a las viejas reglas de la guerra y del boxeo clásico, Red Bull hizo lo más correcto en cada jugada este domingo durante el Gran Premio de Arabia Saudita: primero con rounds de sombra; enseguida, con el desgaste del rival y al cierre: metiendo el gancho al hígado sin ninguna clase de remordimiento.

Para eso era necesario que se sacrificara el peón y que guardara sus armas el rey y de este modo: en el momento cumbre, cantar el jaque-mate.

Gracias a ello, la gente que ama las pruebas de Fórmula 1 ha disfrutado de una carrera muy vivaz y no tan apta para corazones frágiles.

Los giros finales han tenido al espectador sentadito a la orilla de su banca y, el triunfador ha resultado ser –cómo no– el actual campeón del mundo, el neerlandés Max Verstappen, montado en su “búfalo rojo” con motorización de la empresa recién creada en Austria, RB Power Trains, con la asesoría de tiempo completo de la Honda japonesa.

Verstappen se adueñó de la punta en esta justa a cuatro vueltas del final; luego de echarse un mano-a-mano homérico contra el monegasco Charles Leclerc (de Ferrari), con lo que obtuvo su victoria número 21.

Con ello le han dado ese plus que demandaban rabiosos los aficionados del mundo.

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