Eran algo más de las 13.00 horas cuando Diego Pablo Simeone y Koke asomaron por la sala de prensa. Tras un entrenamiento en el Metropolitano, la última prueba antes de enfrentarse allí mismo al Manchester City, amenazado por unos enormes nubarrones negros. Con cambio de horarios y de compañía, tras presentarse el técnico junto a Marcos Llorente en sus dos visitas seguidas a Manchester. Lo de entrenar y hablar por la mañana, salvo las ocasiones que lo ha exigido un desplazamiento, es algo novedoso en la previa de un partido de Liga de Campeones. Tal vez sólo sea casualidad.
Ambos, capitán y entrenador, únicos supervivientes desde diciembre de 2011, se presentaron en el púlpito del Metropolitano con el ruido de fondo de la sanción de la UEFA . Salvo que el TAS diga lo contrario, habrá 5.000 aficionados menos de los que había previsto el club rojiblanco. “Esperemos que comuniquen cuanto antes la decisión definitiva”, confiaban desde la entidad, tras un recurso a la carrera, tratando de sortear un buen entuerto, ya todas las entradas disponibles, como era lógico, habían salido a la venta. El castigo por gestos y una bandera nazi se anunció sólo dos días antes del partido, sin apenas tiempo para maniobrar. Por eso confiaban en que el sentido común, el menos común de los sentidos, permitiera, al menos, posponer la sanción para la siguiente ocasión.
“No puedo entrar mucho en eso, porque me metería en un lío”, admitía Koke, al ser cuestionado sobre el asunto. “Eso que lo miren en el club, que son los que tienen que trabajar en ello y yo sobre el césped. Quiero que esté toda mi gente, no puedo decir más”, añadía, ante la mirada de alguno de los responsables de la entidad.
Diego Pablo Simeone, durante la rueda de prensa. PIERRE-PHILIPPE MARCOU AFP Tras las palabras de Koke, llegaron las del míster. Cada palabra, medida, para evitar que el nudo se hiciera aún mayor: “Quisiéramos que nuestra gente esté en un partido importante y ojalá se pueda resolver para que sea igualitario para todos”. Y le recordaron al Cholo aquella huida al túnel de vestuarios de Old Trafford , bajo una intensa lluvia de objetos. “Salí corriendo como siempre hago y me vi en la situación de cosas que pasaban por delante de mí. No me golpeó nada. Y quedó en el anonimato hasta que lo han comentado, porque lo habíamos dejado totalmente atrás”, admitía tranquilo.
Pero el miércoles se juega un partido. El de más calibre que ha visto hasta ahora en Europa el Metropolitano. Y todo, con el eco aún de lo ocurrido en el Etihad . Los rescoldos de aquella apuesta defensiva, que ha desatado críticas por parte de algunos colegas de profesión. “Entreno desde el año 2005, 2006, hasta hoy y jamás fui despreciativo con un colega mío. Jamás. Porque siempre me pongo en el lugar de los entrenadores con los cuales compito. Entiendo que hay distintas maneras de expresar lo que uno siente, lo que ve y vive cada partido, pero cuando uno es despreciativo con un colega no lo comparto”, fue su alegato. “Como decía mi padre: ‘El pez por la boca muere'”.
En el asalto definitivo ante el City también estará Koke, confiado la pizarra de su entrenador: “Nosotros tenemos un plan y estamos dentro de ese plan”. Dos equipos con estilos contrapuestos. Ninguno de los dos le disgusta al capitán rojiblanco. “Cada uno tiene su filosofía de juego. Me encanta como juega el City y también el Atlético con esa pasión y garra”, reconocía, con el feeling de que el miércoles puede ocurrir algo grande. Con el recuerdo de aquel partido de 2014 ante el Barcelona planeando en su cabeza: “Lo huelo en el ambiente”.
Dejar una contestacion