La dulce venganza de Red Bull en el GP de Emilia Romagna

Porca miseria. Tenía que ser en el mero corazón de la industria del automóvil italiana donde el equipo austriaco firmaría un fin de semana de triunfos.

Las gradas y ‘la pelusa’ de Imola estaban atestadas de aficionados, fanáticos y, por supuesto, miles de ‘tifosos’ (zafados por su amor a Ferrari) que ondeaban sus banderas coloradas y las tricolores. Los himnos y las arengas al aire tampoco faltaron; se escuchaban los coros desaforados que predicaban versos como “¡a la guerra paisanos, con ‘La Bestia’ como ariete!”.

¡Y chin!, se les cebó la ‘pachanga’ porque apareció inclemente la pandilla rival para llevarse todo.

El conductor Max Verstappen atestó en la pista su cimitarra y después, sin piedad, un mandoble. En la clasificación del viernes derrotó a Charles Leclerc y a Lando Norris, y en la carrera sprint del sábado reafirmó su autoridad; el neerlandés ganó a falta de dos vueltas.

Este domingo, hizo ‘pomada’ a la boloñesa a sus rivales; con semblante estoico, Verstappen se llevó la victoria desde los focos rojos, luego verdes, hasta cruzar la meta.

A eso se le llama también Grand Slam pero, dadas las características de este fin de semana, se trata de uno ‘recontra’ grande.

Para acabarla de ‘amolar’, Sergio ‘Checo’ Pérez, colega en el box del ganador, se metió hasta la cocina para trepar al segundo escalón del podio.

La ‘paliza’ no pudo ser peor y lo que caló al rival es, que quince días atrás, Ferrari había hecho muestra de un músculo al que no le sobraban promesas. Ya se sentían otra vez con el cetro del mundo en las manos y como amos del universo.

No fue cierta tanta belleza.

Hay un dicho que se pasa de grosero pero, por algo se usa según en la ocasión: “tiene más el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece”.

En la ‘carpa’ de la más alta tecnología, quienes ya traen atada una curva de desarrollo que es atinada, gozan de cierta inercia que les permite todavía un jalón más para fugar hacia el frente.

Este fin de semana se ha comprobado por qué se dice con tanta frecuencia que Adrian Newey –quien es el verdadero cerebro de Milton Keynes– es genial. Y es, porque ‘se las sabe de todas’, casi todas.

Amén de las destrezas de los otros 200 técnicos de punta, junto con los de Honda y los que ‘sonsacaron’ de Mercedes, que han armado un trabuco que truena y tronará muy fuerte.

Quien no lo crea, que le pregunte a sir Lewis Hamilton, quien vio otra vez desde la gallera la prueba, y entregó cuentas como el decimotercer piloto en llegar a la meta.

Quien completó la tercia de los mejores en el podio de Imola fue Lando Norris de McLaren, cuya llegada se demoró poco más de medio minuto tras la marca de Verstappen.

¡Aguas! porque para el domingo 8 de mayo vendrá el primer Gran Premio de Miami, donde los apasionados de la F1 esperaremos las novedades que depara esta sede estadounidense.

Cabe destacar que esta vez entraron al reparto de puntos ocho de los diez equipos en la contienda del Gran Circo.

¿Querían más Fórmula 1? Aquí está, flagrante, ¡a mil por hora!

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