La selección del Norte de África está encantando al mundo del deporte con una actuación para la eternidad.
En el Mundial de 1990, la ciudad de Nápoles fue testigo de cómo un penal en el tiempo extra ejecutado por el inglés Gary Lineker acabó con los sueños de Camerún de alcanzar las semifinales. 20 años después, ya en suelo africano, el Estadio Soccer City de Johannesburgo fue el escenario de uno de los mejores y más dramáticos partidos de la historia de la Copa del Mundo, cuando Uruguay y Ghana chocaron en los Cuartos de Final.
Aquella noche quedó grabada por siempre en la retina por la salvadora mano de Luis Suárez ante un inminente gol de Ghana, el error de Asamoah Gyan en la ejecución de la pena máxima y la posterior tanda de penales, donde el ‘Loco’ Abreu definió de ‘panenka’ y volvió a cerrarle las puertas a un equipo de África de jugar unas semis por primera vez.
Ahora, en un país árabe, Marruecos ha sacado pecho por un continente que históricamente fue relegado del panorama del futbol mundial por falta de recursos económicos, corrupción y encarecimiento en el desarrollo del deporte, y no solo eso.
Le ganaron a la Portugal de Cristiano Ronaldo, uno de los mejores futbolistas de la última década y quizás de todos los tiempos, que se retirará sin siquiera haber tenido el privilegio de jugar una final del mejor torneo de futbol en todo el planeta Tierra.
Marruecos se une a un selecto grupo
Desde el Mundial de México 1986, seis selecciones han accedido a unas semifinales por primera vez. Solamente una pudo salir campeona.
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