Trabajada victoria del Barça ante un Casademont Zaragoza que nunca le perdió la cara al partido. Jasikevicius reservó a sus mejores jugadores
En el baloncesto moderno, para los equipos que juegan Euroliga, las semanas son muchas veces trepidantes. Partido, viaje, partido, cambio de competición, de rival… Un calendario apretado que obliga a pensar más allá del siguiente partido y eso es lo que hizo el Barça ante el Zaragoza. En primer lugar porque salió adormilado, sin ideas y con ciertas dificultades, pero sobre todo por el reparto de minutos que hizo Jasikevicius. La segunda unidad jugó más de lo habitual, tuvo mucho protagonismo y, a la postre, derrotó a un Zaragoza que fue un más que digno rival. Jokubaitis y Da Silva superaron los 25 minutos, Nnaji rozó los 20 y Kuric, Abrines y Paulí superaron los 15. Las grandes figuras, a excepción de Laprovittola, se quedaron más tiempo del habitual en el banquillo.
El inicio del Barça fue desastroso. No solo porque tardaron cuatro minutos en anotar la primera canasta, sino porque no encontraron la manera ni los recursos para hacerle daño a Zaragoza. Con una zona bien plantada, el ataque posicional del Barça fue inoperante. Y aún tuvieron suerte los azulgranas que el parcial fue solo de 0-7, pues Casademont Zaragoza gozó de varios tiros, algunos liberados, para hacer más daño. El poco tino visitante, con algún tiro terrible que no tocó ni aro, dio un respiro al Barça.
Ante la falta de soluciones colectivas apareció el talento individual y, en un suspiro, empataron el choque (9-9). Tres triples (Mirotic, Laprovittola y Satoransky) colocaron al equipo, a mitad del primer cuarto, en una situación tranquila. Sin embargo, los problemas del Barça continuaron. Los hombres de banquillo no anotaron y los malos porcentajes de dos les mantuvieron por detrás en el electrónico (14-17).
Fue en el segundo cuarto cuando la máquina azulgrana empezó a carburar. Y lo hizo con la segunda unidad en pista, con Jokubaitis, Vesely y Kuric de protagonistas. Mejoraron la circulación, minimizaron las pérdidas y mejoraron el acierto. Suficiente para ponerse por delante y obligar a Casademont Zaragoza a parar el partido. No les sirvió de nada, el Baça dominó a placer (27-19). Saint-Ross mitigó la desventaja visitante y, tras unas malas posesiones azulgranas, se metieron de lleno en el partido (34-30). El enfado de Jasikevicius fue evidente. Jessup siguió causándole problemas al Barça que, sin embargo, llegó con una mínima ventaja al descanso (38-36). Las sensaciones no eran las mejores.
Zaragoza salió mejor tras el descanso. Se reflejó en el marcador (43-43) y se sintió en el Palau. Más apagada que de costumbre, a la afición le costó entrar en el partido. El Barça tampoco le dio muchos argumentos mientras que el Zaragoza siguió a lo suyo. Compitiendo bien, controlando el rebote y haciéndole llegar bolas a Jessup, su máximo anotador. Perdonaron los azulgranas demasiados tiros liberados, pero también falló mucho Zaragoza. Poco a poco, sin grandes parciales, los catalanes fueron abriendo hueco ante las dificultades de los visitantes para anotar. Tras 25 minutos muy buenos, Zaragoza empezó a zozobrar (58-46). Sin embargo, no le perdieron la cara al partido.
Los visitantes lograron reducir sustancialmente la diferencia en cinco minutos (62-57) con un bonito duelo entre Mara y Nnaji. Jasikevicius dio muchos minutos a la segunda unidad, consciente que el viernes juegan contra Estrella Roja, y sabedor que los Jokubaitis, Abrines o Kuric tienen calidad de sobra para decantar un partido. Y lo hicieron, aunque no sin esfuerzo. Nunca existió el riesgo de perder el partido, pero tampoco fueron capaces de romperlo antes del bocinazo final.
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