Pau Gasol: “El séptimo partido contra los Celtics fue un momento épico, histórico”

Antes de la ceremonia de retirada de su número 16 en los Lakers, Gasol habla con AS sobre su etapa en la franquicia: “Phil Jackson me estimulaba de forma intelectual”.

El 7 de marzo de 2023 es un día ya trascendental en la historia del baloncesto español: la camiseta de Pau Gasol retirada por Los Angeles Lakers, el número 16 ya de su propiedad, para siempre, en una de las grandes instituciones del deporte mundial. Parte de una lista, en el techo de un pabellón en el que hay 17 banderas de campeón de la NBA, en la que están Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Kobe Bryant, Shaquille O’Neal, Jerry West, Wilt Chamberlain, Elgin Baylor, James Worthy… Historia de la NBA, historia del deporte.

Pau Gasol (42 años), retirado desde 2021, cuando cerró el círculo con el título de Liga conquistado con el Barça antes de disputar los Juegos de Tokio, ganó dos anillos con los Lakers (2009, 2010), como escudero perfecto y amigo profundamente íntimo de Kobe Bryant. A las órdenes de un entrenador como Phil Jackson, seguramente el mejor y desde el más especial de la historia de la NBA. Pau llegó a los Lakers en 2008 y se salió en 2014. Pero realmente, nunca se fue. Los Lakers son su casa, su cima, el lugar en el que escaló montañas que no mucho antes parecían imposibles para el deporte español. De todo eso habló con AS antes de la ceremonia de retirada de su número 16 en la mítica franquicia angelina.

Imagino que recuerda el instante exacto en el que le comunicaron, en aquel 1 de febrero de 2008, que había sido traspasado de Memphis Grizzlies a Los Angeles Lakers

Sí, lo recuerdo muy bien. Por aquel entonces, las redes sociales no existían y mi traspaso fue gestionado de una forma muy discreta, muy privada. Me lo comunicó el general manager de los Grizzlies, que me llamó a su oficina. Allí, estuve esperando un rato fuera, supongo que hasta que se cerraron todos los detalles, los últimos flecos. Entonces me hizo pasar a la oficina y me lo dijo. ‘Te hemos traspasado a los Lakers’. Me dijo por quién me habían traspasado, incluido a mi hermano Marc… que lo dejó para el final, me dijo su nombre el último. Y a partir de ahí, pues mucha suerte y gracias por todo.

¿Y qué le dijo su hermano, Marc Gasol, cuyos derechos fueron a los Grizzlies en ese traspaso que le puso a usted en los Lakers?

Él estaba jugando en el Girona entonces, me deseó suerte y se alegró por mí. Los dos entendíamos que era una oportunidad muy buena para mi carrera en aquel momento, y al final todo funcionó muy bien. A Marc le dio la oportunidad de jugar en Memphis y formar parte de una etapa muy bonita, y muy importante, en la historia de los Grizzlies. Jugó allí más de diez años y consiguió grandes hitos.

Al final, ¿el traspaso no fue tan desequilibrado como se dijo?

Todos salimos ganadores. Aunque en aquel momento se criticaba el traspaso, se decía que ahí estaban los Lakers beneficiándose otra vez, teniendo trato de favor y no sé qué… Al final, los Grizzlies salieron reforzados y tuvieron esa etapa muy buena. Ficharon a Zach Randolph, consiguieron a Marc… salió muy bien. Es lo que se quiere de un traspaso, que todas las partes salgan ganando.

Si entonces, en febrero de 2008, le hubieran dicho que quince años después su número 16 estaría al lado de los de Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Kobe Bryant… ¿Le habría parecido una locura?

Hombre, sí. Porque para que eso pudiera suceder, se tenían que dar una serie de circunstancias muy especiales. Ganar campeonatos, jugar una serie de años con la franquicia, tener un papel determinante… muchas cosas que se acabaron dando. Pero que en aquel momento… yo me tenía que centrar en darlo todo para ayudar a que aquel equipo fuera lo mejor posible. Y eso es lo que intenté hacer. Aprovechar la oportunidad tan especial que se me otorgó, en cierta manera. Lo dimos todo y conseguimos dos campeonatos muy especiales.

¿Cómo le cambia a uno pasar de una franquicia como los Grizzlies y una ciudad como Memphis a una institución como los Lakers y un mercado como Los Ángeles?

En la vida, para que las cosas funcionen de una determinada manera, se tienen que dar una serie de circunstancias. Yo estaba con 27 años para 28, llegando a lo que sería el punto álgido de mi carrera a nivel de madurez y de forma física. Y parecía que era la pieza que les faltaba a los Lakers para ser uno de los mejores equipos de la NBA. Convertirse, de hecho, en el mejor un año y medio después. Estaba Kobe Bryant, que era uno de los mejores jugadores de la Liga, y estaba Phil Jackson, el mejor entrenador de la historia del baloncesto. Era una franquicia como los Lakers y una ciudad como Los Ángeles… Es una serie de circunstancias que hace que todo fructifique y llegue al punto que llegó.

¿Y cómo le hace sentir darse cuenta de eso?

Agradecido, porque no es nada que controlara yo de ninguna manera. Me traspasaron a Los Ángeles como me podían haber traspasado a cualquiera otro equipo de la NBA. Pero una vez que eso era una realidad, quería aprovecharlo y darlo todo para hacerlo lo mejor posible en el rol que tuviera y ganar un campeonato.

Y ganó dos.

Kobe tuvo mucho que ver porque desde el momento en el que llegué me dijo ‘vamos a por el campeonato’. Y claro, yo en Memphis, por unas u otras circunstancias, no había tenido un equipo como para pensar aun año que íbamos a por el campeonato. Era a ver si nos metemos en playoffsa ver si ganamos algún partido, si somos competitivos y crecemos como equipo… Esos eran los mensajes en Memphis. Era distinto, igual que ahora los mensajes en Memphis también son distintos porque son otras circunstancias. Es eso, el sitio adecuado en el momento adecuado… y surgen cosas especiales.

Supongo que el punto álgido de su paso por los Lakers fue aquel séptimo partido de la final de 2010 contra los Celtics. La mayor rivalidad de la NBA, una revancha de la derrota en 2008, un duelo a cara o cruz…

Sí, claro, sería difícil mencionar otro. Es el momento cúspide de esa etapa, la cumbre. Un séptimo partido, en casa, contra los Celtics… y ganarlo después de haber perdido la final de 2008 contra ellos fue… épico. Fue histórico. Un partido de esos que mucha gente recuerda en qué momento estaba, donde lo vio, qué estaba haciendo mientras lo veía… Un momento maravilloso de vivir.

¿Y el peor fue esa final perdida, también contra los Celtics, en 2008?

¿Sabes qué? No diría que ese momento fue el peor. Nos dolió muchísimo, pero fue clave para ganar el título los dos años siguientes. Para mí, los peores momentos llegaron después. Con la derrota en 2011 contra los Mavericks, los rumores constantes de traspaso… Cuando por distintas razones, sobre todo físicas, Phil Jackson dejó de entrenar. Cuando Kobe se rompió el tendón de Aquiles. O cuando se fueron yendo del equipo Lamar Odom, Derek Fisher, Andrew Bynum… jugadores a los que tenía mucho aprecio, que habían sido clave en los títulos que habíamos ganado.

Todo eso fue peor

Fue más doloroso que esa derrota en la final. Porque, aunque también lo fue mucho, nos ayudó a ganar los dos años siguientes. Si hubiéramos ganado en 2008, no sé qué habría pasado en 2009. No puedo saberlo, así que…

Imagino que en la ceremonia del Crypto.com Arena, el que era su Staples, va a estar muy presente para usted Kobe Bryant.

Sin duda, obviamente. Él va a estar íntimamente ligado, muy presente. Para mí, además de todas esas otras grandes leyendas de los Lakers, que se una mi número 16 al 8 y el 24 de Kobe, supone una muestra de que nuestro vínculo es muy grande. Y poder compartirlo con su familia va a ser muy especial.

Decía que Phil Jackson ha sido el mejor entrenador de la historia de la NBA. ¿Qué significó para su carrera?

Fue un honor trabajar con él. Conecté con él muy rápido. Ese perfil, esa manera de ser, más intelectual y espiritual, conectó mucho conmigo. Me introdujo en la meditación, me promovía la lectura… me estimulaba de forma intelectual y eso me gustó mucho. El timing del que hablaba, las circunstancias. Fue una gran unión, una gran comunión.

Aquellos Lakers, los que jugaron tres finales seguidas y ganaron dos títulos entre 2008 y 2010, ¿qué tenían, por qué fueron un equipo especial?

Una muy buena química, la forma en que nos complementábamos. Eso es lo que hace que los equipos funcionen y se sobrepongan a lo demás. Además del talento individual, es más importante jugar en equipo. Y la convicción de ganar, ir a por todas. Esa determinación fue clave en esos años para nosotros. No sé si éramos el equipo con más talento si mirabas jugador por jugador, pero sí teníamos un gran núcleo y jugadores que complementaban muy bien a los principales y que hacían muy bien su función. Jugaban todos al 100% de su capacidad en el rol que les tocaba. Phil Jackson era muy bueno también en eso, en sacar lo mejor de cada jugador y hacer que en un rol específico fuera el mejor. Y eso nos dio esas opciones de ganar.

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