La normativa de los tiempos de su salto al primer equipo del Barcelona acabó dando a Pau el número que ahora retiran, para siempre, los Lakers.
Cuando Dirk Nowitzki empezó a jugar al baloncesto en serio en su Würzburg natal estaba, como todos los jugadores de su generación, impresionado por la estela del Dream Team, el legendario Team USA de Barcelona 92 que conformó el equipo más grande jamás reunido y en el que el jugador favorito de Nowitzki llevaba el número 14: Charles Barkley. Cuando llegó a la NBA en 1998, quiso jugar con ese 14 pero estaba cogido en los Mavericks. Robert Pack, base suplente en los texanos, no soltó su número y Dirk le dio la vuelta: empezó a jugar con el 41, que no se quitó hasta 2019 y que ya cuelga del techo del American Airlines Center.
Magic Johnson, el base y uno de los referentes de aquel Dream Team, jugó en Barcelona con el 15, adaptándose al reglamento FIBA. Pero para siempre quedó como el 32 de Los Angeles Lakers. Un caso curioso: en el instituto llevaba el 32, en College con Michigan State tuvo que pasar al 33 porque el 32 era de Greg Kesler, escolta y estrella del equipo hasta el ascenso del propio Magic. Cuando fue drafteado por los Lakers, sin embargo, pudo regresar a su 32. El 33, claro, no era una opción: lo llevaba Kareem Abdul-Jabbar. Los otros dos grandes mitos de un equipo de mitos como el Dream Team, Larry Bird y Michael Jordan, llevaban sus números NBA por sus hermanos mayores. El de Larry, Mark, llevaba el 33 en su instituto, donde era un jugador destacado. Dicen que en homenaje a Rick Mount, estrella antes de la Universidad de Indiana y el primer jugador de instituto que fue portada de Sports Illustrated. Así el eterno Larry acabó con el 33, pero no en los Hoosiers de Indiana sino en los Sycamores de Indiana State. Y en los Celtics, claro. Para siempre.
Michael Jordan, por su parte, quería usar el 45 que había llevado su hermano Larry. Cuando llegó a su equipo varsity, eligió el 23 por que era la mitad del de su hermano (no podía llevar un 22,5). Y lo mantuvo después en North Carolina y Chicago Bulls. De hecho, cuando jugó al béisbol en su primera retirada de la NBA (1993-95), llevó el 45 con Birmingham Barons. Y cuando regresó a la NBA usó también el 45 con los Bulls, en 22 partidos para cerrar la temproada 1994-95: “No quería llevar el 23 porque mi padre había fallecido y ya no iba a poder verme con ese número. Me parecía un nuevo comienzo y regresé al 45 que había llevado en el instituto”. En los playoffs del 95, poco después de su regreso a las pistas, los Magic eliminaron a los Bulls y Nick Anderson, alero de los de Florida Central, dijo su famoso “el 45 no es como el 23″. Así que Jordan regresó a su antiguo número y, con el 23, logró su segundo threepeat (1996-98). En 1990, y precisamente contra los Magic, le robaron la camiseta y, de forma totalmente excepcional, jugó con el número 12 ese partido (anotó 49 puntos). Se cree que era otra fracción. Del 45 al 23 y del 23 a otra mitad, el 12.
Los números de los jugadores suelen tener historia. Kevin Durant llevó el el 35 en Thunder y Warriors como homenaje a su exentrenador Charles Craig, que le marcó profundamente en su vida y que fue asesinado cuando tenía 35 años. En los Suns ha regresado al 35 después de usar el 7 en Brooklyn Nets, según dijo él mismo porque era el símbolo de la obra completa en la Biblia: Dios creó el mundo y descansó al séptimo día.
Damian Lillard lleva el 0 porque se parece a la letra O que ha marcado su vida: nació en Oakland, jugó su tramo de universidad en Ogden (con Weber State) y ahora está en los Blazers (estado de Oregón). Otro 0, sin embargo, fue elegido por una razón muy distinta: Gilbet Arenas se lo puso por los que habían dicho que jugaría “cero minutos” en la NBA. Fue tres veces all star y llegó a firmar un contrato de 111 millones de dólares en 2008, con los Wizards. Stephen Curry lleva el 30 porque era el número de su padre, Dell Curry. Grant Hill llevaba el 33 por los tiempos de College de Magic y David Robinson, el 50 por Ralph Sampson. Y Mike Bibby, en otro ejemplo estrambótico, se puso el 10 porque son los centavos que conforman la moneda que se conoce coloquialmente como dime, término que se usa en el baloncesto estadounidense para referirse a las asistencias. El base promedió 5,5 en sus catorce años en la NBA.
El 16, del Barcelona Memphis y L.A.
¿Y Pau Gasol? Pues lo cierto es que su número 16, el que va a ser retirado por los Lakers y que se asociará para siempre con él en una de las franquicias más legendarias de todo el deporte estadounidense, no tiene mucha narrativa detrás. Básicamente, y como él mismo contó, fue el que le tocó llevar por jerarquías y normativa de la época cuando llegó al primer equipo del Barcelona.
“Entonces, las doce fichas profesionales de los equipos tenían que llevar los dorsales del 4 al 15. El 16 y el 17 quedaban para los jóvenes que subían al primer equipo, que entraban si había lesionados… Eran los números extra. Y, cuando subí, en el Barça me dieron el 16. Entonces, no podías elegir. Si eras el recién llegado, el nuevo, no podías elegir nada”, contó el de Sant Boi, que cuando pasó a integrar definitivamente el primer equipo, mantuvo el 16 y no quiso elegir otro menor, porque le estaba yendo de maravilla con ese: “Había tenido mucho éxito y por eso me lo quedé. Se podía, aunque fuera como un número adicional, así que me dejaron”. El 16 le acompañó después en Grizzlies, Lakers, Bulls y Spurs. Los tres partidos que jugó con Milwaukee Bucks, los últimos de su vida NBA, los jugó sin embargo con otro número, el 17. El 16 estaba retirado en homenaje a Bob Lanier y el 4, por Sidney Moncrief.
El cuatro era su principal alternativa porque fue el número con el que se hizo histórico en el baloncesto FIBA, con la Selección española. Justo antes que él, lo había Alberto Angulo, que jugó en Sidney 2000 pero no estaba en el equipo absoluto cuando debutó Pau, en el Europeo de 2001. Antes, con las categorías inferiores, había llevado el 14 (preEuropeo Sub-18 de 1997) y el 15, ya en el Europeo de la categoría y en todo su tramo Sub, antes de pasar a jugar con los mayores. Con el 15, por lo tanto, ganó el Mundial Junior de 1999 contra Estados Unidos, el gran hito que puso en marcha la leyenda de los Juniors de Oro.
Cuando iba a debutar con la absoluta, pidió el 16 que ya llevaba en el Barcelona. Pero la FIBA también tenía entonces la norma de que los doce jugadores de cada equipo tenían que llevar los números comprendidos entre el 4 y el 15. Y no había bazas extra. Así que pidió el 15, que le estaba dando suerte con España… pero lo llevaba Jorge Garbajosa, compañero después durante tantas batallas internacionales y ahora presidente de la Federación. Pau tanteó también el 14, pero era de Alfonso Reyes, capitán entonces del equipo. Así que acabó con el 4, y el resto es historia del baloncesto español.
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