Un 31 de marzo de hace 25 años, el legendario club argentino, plagado de jóvenes, le ganó sin dificultades a una selección mundialista.
Hoy es casi imposible de verlo, pero hace algunos años era hasta cierto punto normal disfrutar de partidos entre clubes y selecciones con un tinte amistoso y de preparación previo a un torneo internacional. Tal fue el caso de la Selección Mexicana el 31 de marzo de 1998, cuando viajaron a Buenos Aires para enfrentar a Boca Juniors.
Lo que a priori se antojaba como un enfrentamiento para hacer ajustes y pulir ciertos detalles, terminó por evidenciar las flaquezas del seleccionado de Manuel Lapuente. En el partido, los aztecas se adelantaron rápidamente con el gol de cabeza de Jaime Ordiales, a día de hoy director de selecciones nacionales.
Con el gol vino el relajamiento y al 20′, Pablo Islas, futbolista de 19 años, emparejó el encuentro en una Bombonera que se veía medio vacía, por cierto. El actual comentarista, Diego Latorre, fue quien manejó los hilos del partido y le dio la vuelta al marcador con un golazo “picado” a Jorge Campos.
El último clavo del ataúd lo puso Walter Samuel, de 20 años, tras un buen remate de cabeza que dejó paralizado al “Inmortal”. El 3-1 definitivo encendió las alarmas en Lapuente, pues era inconcebible que un equipo que aquel año fue regular en el torneo argentino le hubiese ganado -con juveniles- a un combinado que dentro de dos meses enfrentaría a potencias como Países Bajos o Bélgica.
Para más drama, una semana después volaron a Santiago, en Chile, para jugar con Universidad Católica y el resultado fue peor: 5-1 a favor de los andinos. Aun así, México recompuso el camino en Francia y llegó hasta los octavos de final para perder por muy poco contra Alemania.
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