Pat Fry, director técnico de Alpine, asegura que la modificación de la normativa por la FIA para evitar el ‘porpoising’, les perjudica.
El nuevo reglamento para el Mundial de Fórmula 1 2002 ha generado una consecuencia que trae de cabeza a la mayoría de los equipos de la parrilla, el ‘porpoising’ o rebote. Es algo que se puede apreciar a simple vista y que no afecta por igual a todos los monoplazas. Los coches ruedan muy cerca del suelo para maximizar el efecto de succión, pero en las rectas largas, la altura del coche varía debido a las fuerzas a las que se somete el chasis. Es entonces cuando los monoplazas pierden parte de esta carga aerodinámica y la suspensión cambia de altura lo que provoca que el coche bote.
En el lado de los equipos que más sufren este inconveniente está Mercedes, y en el lado contrario se encuentra Alpine. El director técnico de la escudería de Alonso explica cómo han logrado evitar este rebote poniendo más peso en el suelo del coche. “Yo no diría que fuimos tan inteligentes, pero diseñamos nuestro monoplaza para obtener el máximo rendimiento, sabiendo que tendría un ligero sobrepeso. Nuestro amplio diseño también permite una carrocería más fuerte, y eso nos ha ayudado”, afirma Pat Fry en ‘Autosport’.
Este problema generalizado empujó a la FIA a apostar por una ligera modificación del reglamento: permitió la utilización de un punto de apoyo en el suelo del monoplaza. Una novedad que perjudica a Alpine, que ya había logrado controlar el ‘porpoising’. “Es un poco frustrante. Nosotros no lo necesitamos porque nuestra filosofía ya es lo suficientemente rígida, pero creo que los demás se benefician de ello, es parte del negocio”, confirma Fry que avanza que tratarán de “diseñar en torno a él en la próxima actualización. Por supuesto que se puede construir un coche más ligero, pero ya hemos incorporado el peso. No estamos por encima del peso mínimo, pero lo ideal es estar un par de kilos por debajo”.
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