Salvar la temporada 2020 de MotoGP sigue siendo, en el inicio de esta semana que arranca el lunes del 11 de mayo, una empresa titánica que aún no podemos dar por conseguida. “Hasta que no se celebre…” dice el propio Ezpeleta cuando le preguntan (con justificada euforia) por las citas anunciadas de Jerez en la segunda quincena de julio.
Se trata de una fecha límite para el arranque de esta “recompuesta temporada 2020” de MotoGP que, en realidad, ya arrancó con el Gran Premio de Qatar en marzo, pero con la ausencia de la categoría reina. Aún me preguntan: “¿Cuándo empiezan “las motos” este año?” Hace ya más de una década a mí me gustaba decir que los aficionados al motociclismo se dividían entre los que ven “cientoventicinco” …y todos los demás. Hoy en día es peor: la gente ya ni se asoma a ver qué pasa en Moto3 o Moto2.
Carmelo Ezpeleta se ha ganado la autoridad que ejerce en dos direcciones: arriba y abajo. Hacia abajo, lo que le toca administrar (el campeonato: pilotos, marcas, equipos…), porque siempre ha sabido darle a cada uno su sitio y ha escuchado a todos buscando el máximo consenso en la toma de decisiones clave para la supervivencia del mundial. Y hacia arriba, los “jefes” que siempre ha tenido; desde los ancestrales dirigentes de la Dorna de los ochenta, que le eligieron para tomar las riendas de los Grandes Premios recién iniciada la década de los noventa, como los tiburones de las sociedades de capital riesgo que poseen la compañía en estos momentos.
Las crisis a las que ha vencido Ezpeleta son de todos los colores. Llegó del brazo de la que más ha amenazado al mundial de los grandes premios: el surgimiento de otro campeonato, las Superbikes. Hoy SBK vive en el universo Dorna desde hace años… Después, llegó la estampida de 150 millones de euros: la prohibición de los patrocinios del tabaco, en la primera década de este siglo. Una crisis particular que muy poco después se vio complementada por LA CRISIS económica mundial. En 2020, MotoGP luce un músculo financiero envidiable… Y así todo, pasando por los órdagos de Ecclestone o las negociaciones con las marcas implicadas en MotoGP.
Pero esto es diferente; y Carmelo lo supo desde el primer momento. Por eso arrancaron en Losail como pudieron y por eso van a echar el resto para sacar adelante el año. Y todo eso, sin dejar de tener previsto (y provisionado) el peor de los escenarios: la cancelación definitiva. Hace un mes en España fallecían casi mil personas al día y entonces la perspectiva de salvar la temporada era una quimera en toda regla. Hoy, la memoria selectiva que todos tenemos nos lleva a valorar más un futuro de esperanza que el oscuro pasado reciente.
Yo he recuperado el optimismo perdido en el inicio del confinamiento y creo que este virus se bate poco a poco en retirada (por razones biológicas, no por nuestra responsabilidad social) y que MotoGP tendrá un inicio más que decente en mi querida tierra natal gaditana. Conjuraré a Eolo para que se lleve el viento de levante (molesto en las playas, abrasador en el circuito) al mes de agosto si hace falta, para que vivamos dos fines de semana seguidos de poniente fresquito en Jerez.
Y, cuando hayamos tenido seis carreras monumentales (una vez más me acuerdo de las categorías pequeñas) en el trazado que consagró al Nieto más universal, el de la afición al motociclismo contemporáneo, sueño con ver a un Carmelo Ezpeleta satisfecho, vencedor de otro envite del destino, decirnos, aunque sea telemáticamente, imitando el título de la autobiografía de su querido (porque se quieren) Valentino Rossi: “Imagina si no lo hubiera intentado”.
Dejar una contestacion