El jefe de Mercedes repasa el camino que hicieron en 2022 para enderezar un mal comienzo: “De repente, no te vuelves totalmente incompetente”.
“Pusimos el coche en el suelo durante los test de invierno y esa cosa rebotó como un conejo. Llegamos a Bahréin y en puro tiempo de vuelta no estábamos lejos”, recuerda el austriaco sobre el inicio que empezaron a rectificar en Barcelona con “un fin de semana sólido”: “Las demás carreras hasta Budapest fueron de prueba y error, tratábamos de correlacionar lo que no veíamos en los datos con lo que estaba sucediendo en la pista. Terminamos la primera parte de la temporada muy fuertes con la pole de Russell y una buena carrera”.
Poco a poco, fueron corrigiendo errores de un concepto equivocado para demostrar que no se les ha olvidado hacer coches: “En cuatro meses no te tomas una estúpida pastilla con la que de repente te vuelves totalmente incompetente y pasas de ganar un campeonato en diciembre a volver a pista en marzo y tener un coche demasiado lento. Se trata de mantener la calma, confiar en tus herramientas, organización y valores y, finalmente, creo que eso fue un factor muy positivo para que volviéramos a tener un rendimiento relativamente mejor”.
Lógicamente, seguían estando en un lugar en el que no querían estar, lejos de las victorias, pero esos avances sostenidos por una regularidad impecable gracias a una destacada fiabilidad les permitieron ir cosechando mejores resultados hasta ganar en Interlagos. “Al menos pudimos hacerlo mucho mejor en Austin y México (con dos segundos puestos de Hamilton), que fue una sorpresa positiva en cierto modo, y luego Brasil, obviamente, donde ganamos absolutamente por mérito”, repasa el jefe de Mercedes.
Cómo sobrevivir a la caída
Anticipándose a lo que podía pasarles, Wolff reconoce mirar ejemplos de otros campeones del deporte que dejaron de serlo, y es que es fácil normalizar el éxito: “Estudié la mayoría de los equipos deportivos exitosos que dominaron una época y luego comenzaron a rendir peor o se desmoronaron. Nunca he visto en nuestra organización un sentido de complacencia, en ninguna parte, pero antes era como tener ocho noches de Navidad seguidas, la octava vez no va a ser tan emocionante como la primera. Está en la naturaleza humana, te acostumbras, y por eso volver a ganar en Brasil y ver las emociones del equipo me enorgulleció tanto”.
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